Fin de temporada, sí. Se acabó septiembre y con él doy por cerrado el año para empezar a buscar objetivos de cara a 2020. Y antes conviene hacer balance: analizar qué tal ha ido y dónde hemos fallado.

Un balance ligero, porque no se me olvida cuál es el objetivo principal de todo esto: disfrutar de la bici al máximo posible. No sirve de nada obsesionarse, ni obligarse demasiado. 

Para mí la bici no deja de ser un pasatiempo, una afición (mi gran afición, eso sí) y no quiero que pase de ahí. En el momento en que salir a pedalear se convierte en una rutina, en una tarea, algo ha empezado a fallar y puede que se adelante el fin de temporada más de lo esperado. Bastantes obligaciones hay ya de por sí en el día a día como para adquirir “bolas extra”.

Balance de la temporada 2019

Eso sí: si a principio de año te has propuesto algún reto (que también son necesarios para no caer en la desidia y la dejadez) hay que tomárselos un poquito en serio y llegar a las fechas señaladas con un mínimo de garantías y no pasar más miseria de la cuenta llegado el momento.

Brevet 200:

Y para mí el mayor reto este año era iniciarme en el mundo de la larga distancia.

Porque tiene unas cuantas características que encajan perfectamente con mi manera de entender la bici:

  • Solidaridad y buen ambiente entre los participantes.
  • Nulo carácter competitivo (pero de verdad).
  • Afán de superación personal.
  • Cierta dosis de autosificiencia (proporcional a la distancia a recorrer).

Por eso y porque necesitaba ponerme un objetivo lo suficientemente “acojonante” para ponerme las pilas y volver definitivamente a hacer ejercicio en serio tras casi 3 años de inactividad prácticamente absoluta. 

Así que dicho y hecho, me embarqué y realicé mi primera brevet en Zaragoza, de la mano del C.C. Aragonés.

La verdad es que tenía en mente haber hecho alguna más, al menos una de 300Km, pero no pudo ser. 

Un mal mes de abril

Tras un inicio de año muy bueno en cuanto a salud y regularidad, unos problemas de salud (no graves, pero sí incómodos) hicieron que tuviese que parar todo el mes de abril, dando lugar a un prematuro fin de temporada de brevets.

Además, una gran carga de trabajo hizo que la bici se quedara apartada más de la cuenta, aunque pudimos conseguir darle la vuelta y retomar a tiempo para seguir disfrutando y consiguiendo nuevas aventuras.

Pirineos, de nuevo

En junio pude volver a uno de los sitios que me prometí a mí mismo en el hospital que quería regresar: la zona de grandes puertos de los Pirineos.

Uno de los paraísos ciclistas por excelencia, junto a Alpes y Dolomitas. Y en especial, volver a coronar el gran coloso: Tourmalet. Y por la vertiente que no conocía.

Además, conocí otras carreteras y otros puertos míticos como Soulor, Aubisque o Gavarnie. Un gran recuerdo de principios de verano.

Club Ciclista Huarte

Dejando de un lado la parte más “deportiva”, quiero hacer otro tipo de balance, más personal.

Uno de los grandes aciertos de este año ha sido sin duda ponerme en contacto con el Club Ciclista Huarte, al que me uní en cuanto finalizó la primera salida.

Un grupo cicloturista pero sobre todo un gran grupo humano que me ha acogido estupendamente desde el minuto 1.

Descubriendo lugares

Gracias a ellos he podido conocer algunos lugares muy cerca de casa que no había “pisado” con la bici.

Entre ellos, puedo destacar algunos buenos puertos:

  • Lindux
  • Sorogáin
  • Beruete
  • Artesiaga (por Irurita no lo había hecho)
  • Izpegui

Además de esto, como he dicho antes hicimos la excursión a Pirineos y también una quedada de hermanamiento con un club de Castejón.

La barrera de los 100K

Así que, entre la preparación para las brevets y las salidas programadas por el Club, este año me he inflado a realizar salidas de más de 100Km.

Puede ser un dato sin importancia, pero la verdad es que nunca había hecho tantas salidas tan “largas” (lo pongo entre comillas porque viendo lo que veo a diario en las redes del mundillo randonneur es una tirada más bien corta, jeje).

Pero esto me ha ayudado a mejorar, a sentirme mejor y a dar por cerrada del todo la etapa de enfermedad. Si puedo hacer tantas veces más de 100Km es que definitivamente estoy curado. Y hay que aprovecharlo, que nunca se sabe.

La vista puesta en 2020

No, no estoy pensando en Tokyo. O al menos no en las olimpiadas, que Japón es un buen destino siempre.

Pero ahora, con el fin de temporada de 2019, toca poner la vista un poco más allá y plantearse objetivos.

El primero va a seguir siendo el mismo: disfrutar, disfrutar y disfrutar, sin agobios. Si veo que me está costando, renunciaré a preparar retos, pero sin perder de vista de qué va todo esto.

Y hay que sacarle provecho a la Tarmac…

Objetivos a priori:

Desde luego, quiero retomar el mundillo “brevetero”. Repetir el 200 e intentar ir a por un 300 y a por un 400… por lo menos.

Por otro lado está la Luchón-Bayona, que es bianual y este año toca.

Y quién sabe… Iré informando.

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Ingeniero técnico de profesión, pero cicloturista de corazón. Superviviente de linfoma y transplantado de médula. Convencido de que la vida es jodida pero hermosa y por eso tenemos la obligación de disfrutarla de la mejor manera posible. Para mí, la bici, la fotografía y las tecnologías son una buena herramienta para hacerlo.

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